martes, 1 de septiembre de 2009

Página 10-Tuesdays are grey but Wednesday too

Hoy ha amanecido y he dicho buenos días a septiembre, siempre fue uno de mis meses preferidos del año. Significa un empezar, el comienzo real del curso a efectos prácticos y el mes en el que podemos poner en orden todos los desarreglos anteriores. Yo aún estoy buscando por todas partes la agenda que quiero, las moleskine parecen que están un poco escondidas.  Os dejo un relato que encontré algún día en alguna parte, desde entonces forma parte de mi, pero a veces me gusta compartir lo que más me gusta. Hay algunas frases que me llegan tanto que incluso dudo haber escrito el relato en otra vida, pero no, escribirlo habría podido conmigo.


“La idea de perderte me mata. Y, sin embargo, ya no siento nada por ti”. Resumo mi vida, cuelgo el teléfono, Noviembre, miércoles, me gustan los miércoles, suenan a impares. Nunca me gustaron los números pares, creo que la perfección no existe y aunque las parejas se compongan de dos en el tres me siento más segura. Nueve de la noche, doy un paseo sin rumbo, pienso que Roma es amor y Madrid no es nada. Es un agujero lleno de obras y personas grises dueñas y esclavas de su tiempo a contrarreloj. Y Oriente, vivir en Occidente, soñar despierta, utopías. Decido empaparme con la lluvia, girar parada en mi movimiento, me mojo, llueve, productos del sistema. Entro en el metro, recorro las escaleras mecánicas, encuentro una gota de lluvia en mi bolsillo. He hablado con Lucas, tranquila y en tensión. Ayer ví una película de Antonioni, decía que “la idea de perderte me mata. Y, sin embargo, ya no siento nada por ti”. Qué significa tener una relación, dónde se explica, cómo se conoce, adaptarse o evolucionar, complicidad o choque de caracteres, hasta dónde protejo mis inseguridades o vivo cobijada por ellas. Sólo entonces, pienso en una almohada fría, un cd de Björk, chocolate negro, bucear por la cama, un cielo azul violento, una playa vacía, campos de Castilla, hablar con él cuando suba en tranvía. Dependencia indirecta que me ata, desata. Cobardía. Llego al andén del metro. Viajo a lo largo de la línea 6, construyo una historia con los nombres de las paradas. Me siento en el vagón, observo las puertas abrirse, cerrarse, automático. Concluyo el relato en Oporto, no sé que hay fuera, pero estoy en el puente de Eiffel, alta, frente al Duero fusionado con el Atlántico, un océano tan personal que saco la gota de mi bolsillo y me vuelvo a mojar, hasta que la vista alcance, hasta que mi cabeza aguante, hasta que decida seguir adelante y es que, cuando llueve todos los corazones arden.


1 comentario:

Blanca del Río dijo...

que bonito el texto. a mi también me encantan este tipo de escritos, de palabras desordenadas con sentido. y tambien me encanta septiembre, personalmente, el segundo "comienzo de año" después del 1 de enero. septiembre marca un antes y un despues!