martes, 15 de septiembre de 2009

Página 14-Madrugadas

Hay días en los que la madrugada llega sin hacer ningún tipo de ruido, me encanta descubrirme a las 4 AM sentado en mi cama leyendo una de mis revistas, el libro que estoy devorando (El mundo amarillo de Albert Espinosa) o escuchando alguna lista de reproducción que un buen amigo me ha regalado por spotify. Mi septiembre empieza hoy, el día que decido que el último examen no merece la pena hacerlo y que el año que viene habrá tiempo de estudiar todo el derecho y la economía que no he mirado a lo largo de la carrera.

Me encanta septiembre y me encanta por muchos motivos: Rubén Linde vuelve a las aulas y se ve inmerso en una serie de TV, Francisco Blázquez va a conciertos de Vetusta Morla, Eduardo Lozano se ha convertido en una persona adulta y va a Segovia con sus nuevos amigos (ese no es el problema, quizá vaya a China y no estoy dispuesto a que se hinche a sushi sin tenerme al lado). Ignacio Lozano tiene proyectos que no cuenta porque si los cuenta se caen, María Alconada va a ir a París y me va a traer mi revista favorita y yo, yo estoy en medio de una madrugada con mi agenda a un lado, mi cuaderno amarillo al otro y la habitación ordenada (No suele ocurrir) No dejo de darle vueltas a otra frase de Lost in translation: "Cuanto más sabes lo que eres y lo que quieres menos te incomodan las cosas" Ahí queda kamikaze.

martes, 8 de septiembre de 2009

Página 13-No volvamos aquí nunca porque no sería tan maravilloso

Lost in translation me ha hecho darme cuenta, quizá sólo cerciorarme, de que la verdadera grandeza siempre reside en los detalles más pequeños. Un gesto de confianza en una cama ajena no es más que la expresión del cariño en estado puro y los susurros son sólo para los que los escuchan, esa es lo que convierte en bárbaro a lo más nimio. 


Hay momentos en los que sólo deseas dormir al lado de alguien, ni abrazado ni arropado, simplemente a un lado intentando ver por unos ojos que no son los tuyos todo lo que te rodea. Eso quizá sea desnaturalizar lo que somos, pero quizá también sea estar enamorado. Las sábanas blancas y los susurros puede que tengan mucho que ver en ese sentimiento que tanto reparo me da nombrar.



"Gonna make you, make you, make you notice. Gonna use my arms, gonna use my legs, gonna use my style, gonna use my side-step, gonna use my fingers, gonna use my imagination. Cause I going make you see-- there's nobody else here No one like me. I'm special, so special" 


Hay días en los que todos deberíamos gritar algo parecido...

Página 12-El lector

"Además era mucho más mayor que las chicas con las que yo soñaba. ¿Más de treinta años quizá? Es difícil adivinar una edad a la que aún no se ha llegado ni se está apunto de llegar. Años más tarde comprendí que lo que había cautivado mi mirada no había sido su figura sino sus posturas y sus movimientos"

Hoy compré 'El lector' de Schlink. La película me fascinó con una poderosa Winslet, quizá mi actriz preferida de las nuevas generaciones y el libro promete. Quizá también demasiado.




viernes, 4 de septiembre de 2009

Página 11-Cabriolets

Llegará algún día en que me pregunten cual fue mi primera experiencia con el periodismo. Entonces sonreiré porque eso que pasará ya lo había previsto y contaré que tenía sólo 20 años cuando entrevisté a Cabriolets, Bimba Bosé incluída. Recordaré que preparé varias preguntas la noche antes porque habíamos recibido la confirmación a prisa y corriendo, pensaré en que la hice junto a la mi gran amiga Diana Aguilar (sé que ese será tu nombre artístico y tu madre tan contenta), que esperamos en la esquina a que llegase la hora exacta a la que habíamos quedado en aparecer. Recordaré el taller de David Delfín con precisión, las zapatillas de Bimba, la soltura de Diego y la timidez de David. A ellos aún les faltaba un año para sacar su primer disco, pero ya se movían por los circuitos de la música. A nosotros nos faltaban minutos para darnos cuenta de todos los errores que cometimos, evidentemente sólo nos movíamos por las aulas de la universidad. Lo siguiente fue Iñaki Gabilondo, embobé, casi callé y escuché, pero eso ya es otra historia, a días de las elecciones y como puse en la entradilla de mi entrevista: "Nosotros, sin saberlo fuimos partícipes de esa historia sólo por tener los oídos abiertos, sólo por emocionarnos con alguna de sus palabras"


martes, 1 de septiembre de 2009

Página 10-Tuesdays are grey but Wednesday too

Hoy ha amanecido y he dicho buenos días a septiembre, siempre fue uno de mis meses preferidos del año. Significa un empezar, el comienzo real del curso a efectos prácticos y el mes en el que podemos poner en orden todos los desarreglos anteriores. Yo aún estoy buscando por todas partes la agenda que quiero, las moleskine parecen que están un poco escondidas.  Os dejo un relato que encontré algún día en alguna parte, desde entonces forma parte de mi, pero a veces me gusta compartir lo que más me gusta. Hay algunas frases que me llegan tanto que incluso dudo haber escrito el relato en otra vida, pero no, escribirlo habría podido conmigo.


“La idea de perderte me mata. Y, sin embargo, ya no siento nada por ti”. Resumo mi vida, cuelgo el teléfono, Noviembre, miércoles, me gustan los miércoles, suenan a impares. Nunca me gustaron los números pares, creo que la perfección no existe y aunque las parejas se compongan de dos en el tres me siento más segura. Nueve de la noche, doy un paseo sin rumbo, pienso que Roma es amor y Madrid no es nada. Es un agujero lleno de obras y personas grises dueñas y esclavas de su tiempo a contrarreloj. Y Oriente, vivir en Occidente, soñar despierta, utopías. Decido empaparme con la lluvia, girar parada en mi movimiento, me mojo, llueve, productos del sistema. Entro en el metro, recorro las escaleras mecánicas, encuentro una gota de lluvia en mi bolsillo. He hablado con Lucas, tranquila y en tensión. Ayer ví una película de Antonioni, decía que “la idea de perderte me mata. Y, sin embargo, ya no siento nada por ti”. Qué significa tener una relación, dónde se explica, cómo se conoce, adaptarse o evolucionar, complicidad o choque de caracteres, hasta dónde protejo mis inseguridades o vivo cobijada por ellas. Sólo entonces, pienso en una almohada fría, un cd de Björk, chocolate negro, bucear por la cama, un cielo azul violento, una playa vacía, campos de Castilla, hablar con él cuando suba en tranvía. Dependencia indirecta que me ata, desata. Cobardía. Llego al andén del metro. Viajo a lo largo de la línea 6, construyo una historia con los nombres de las paradas. Me siento en el vagón, observo las puertas abrirse, cerrarse, automático. Concluyo el relato en Oporto, no sé que hay fuera, pero estoy en el puente de Eiffel, alta, frente al Duero fusionado con el Atlántico, un océano tan personal que saco la gota de mi bolsillo y me vuelvo a mojar, hasta que la vista alcance, hasta que mi cabeza aguante, hasta que decida seguir adelante y es que, cuando llueve todos los corazones arden.


Página 9-Sonidos

El sonido de una ciudad es el sonido de los que viven en ella.  La palabra y el lenguaje al servicio del oido, al servicio de los sentidos, al servicio de la unión de dos que nunca se creyeron juntos. El murmullo del sexo abocado a lo más puro y lo más hondo. El sinsabor de mil sabores entremezclados en dos cuerpos. El sonido de la lucha encarnizada entre el querer y no poder, el resplandor de mil luces que no marcan un camino sino acotan lo que tienen. El sonido de la vida multiplicada por la vida y sesgada por el baile de la muerte. Todo eso conforma Mapa de los sonidos de Tokyo, pero no seré yo quién diga más...